1000 Conciertos

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jueves, 7 de noviembre de 2013

#1 NIRVANA. Pabellón Del Real Madrid, Madrid. 8 Febrero 1994

 





 
De Todo Corazón (JULIO RUIZ) El Mundo, 10/2/1994

Componentes: Kurt Cobain (voz y guitarra), Chris Novoselic (bajo), Dave Grohl (batería y voces), Pat Smear (segunda guitarra y voces) y Melora Creager (chelo). Escenario: Pabellón de Deportes del Real Madrid

KURT, guitarra en ristre, trasteando con la derecha y pulsando sus cuerdas con la zurda, con la camisa por fuera y ese aspecto desaliñado que le ha hecho (incluso a su pesar) imagen del grupo que lidera. Chris, con una camiseta del Gato Félix, bota, bota y eleva su estatura baloncestística, más aún si cabe, en tanto se lo pasa bien (salta a la vista) dándole presencia a su bajo. Detrás, al fondo, Dave genera truenos con su batería. Apabullante. Esta es la alineación titular de Nirvana.

Hace dos años, Nirvana acudió a presentar su millonario disco de ventas, Nevermind. No hay comparación posible. Hoy sigue habiendo fiereza, pero controlada. La cabeza pensante de Nirvana ha dejado de lado los momentos en que se daba tanto asco a sí mismo, que quería morirse, en frase casi textual. Eso se refleja (lo que se va por lo que se viene) en una hora, más propinas de concierto, que dejan sin resuello el espectador. Una batidora que tritura sin miramientos.

Desde que la función se abre con Radio friendly unit shifter, se pone en marcha la serpiente sinuosa que maneja Cobain. Introducciones pausadas y a cámara lenta, con sigilo, para desembocar en un estruendo tormentoso. Es la seña de identidad de las canciones de Nirvana. Arriba y abajo, en la cresta y en descenso. Y, para contentar a todos sus seguidores, el grupo va eligiendo, casi al cincuenta por ciento, temas de Nevermind e In utero (segundo y tercer álbum, respectivamente) con el fin de repartir minutos entre sus discos más populares para alegría de sus fieles. Por un lado, Breed, Come as you are, In bloom... Por otro, Serve the servants, Penny royal tea, Dumb... Incluso para satisfacer al tempranero seguidor de Nirvana, Chris alerta: «¿Alguien se acuerda de nuestro primer disco?» Y suena About a girl. No es la única, que también hay hueco para Sliver, una de las piezas de su recopilación de rarezas que fue el álbum Incesticide. La locura llegó en el himno Smell like teen spirit.

En la recta final de la actuación se hacen cuentas. ¿Cuál falta? ¿Qué tema nos dejarán sin oír? Se van con Rape me, la controvertida canción anti-violación y retornan para los bises. Pero se dejan en el tintero (el programa llegó hasta los veintiún temas) Sappy, su colaboración en el disco No alternative e incluso una versión de Bowie del The man who sold the world. ¡Lástima de guinda!

Dicen que ésta es (parodiando un slogan que sabe a cerveza) «posiblemente la mejor banda de rock del mundo». Y si no lo es, que venga otra y lo demuestre. Quizás, ahora, en pleno 1994, en algún sótano de Seattle, está en plena gestación (in utero) la banda que mañana tome el relevo de quienes hoy están en el podio.
 
 

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